"HIDROTERMAPOLITANO" Podcast + Arte

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viernes, 31 de diciembre de 2010

"MMX"

     TERMINAMOS UN AÑO CON GRANDES DIFICULTADES, CON TRISTEZAS PERO TAMBIÉN ALEGRIAS, CON LA GRAN ESPERANZA Y CERTIDUMBRE DE QUE LO QUE TERMINA TRAE SIEMPRE MEJORES COSAS PARA TODOS... QUE AUNQUE DUELAN LOS CAMBIOS, POR ANTONOMASIA HAN DE TRAER BONDAD Y FELICIDAD... HAYA PAZ Y FELICIDAD PARA TODOS... COMO DIJO EFRAÍN HUERTA:


"HOY HE DADO MI FIRMA PARA LA PAZ"


 
Hoy he dado mi firma para la Paz.
Bajo los altos árboles de la Alameda
y a una joven con ojos de esperanza.

Junto a ella otras jóvenes pedían más firmas
y aquella hora fue como una encendida patria
de amor al amor, de gracia por la gracia,
de una luz a otra luz.

Hoy he dado mi firma para la Paz.
y conmigo, en cien países, cien millones de firmas,
cien orquestas del mundo, una sinfonía universal,
un sólo canto por la Paz en el mundo.

Hoy no he firmado el poema ni los pequeños artículos,
ni el documento que te esclaviza,
no he firmado la carta que no se siente
ni el mensaje que durará un segundo.

Hoy he dado mi firma para la Paz.
para que el tiempo no se detenga,
para que el sueño no se inmovilice,
para que la sonrisa sea alta y clara,
para que una mujer aprenda a ver crecer a su hijo
y las pupilas del hijo vean cómo su madre
es cada día más joven.

Hoy he dado una firma, la mía, para la Paz.
Un mar de firmas que ahogan y aturden
al industrial y al político de la guerra.
Una gigantesca oleada de gigantescas firmas:
la temblorosa del niño que apenas balbucea la palabra,
la firma de humildad -la firma del poeta.

Hoy he elevado en una el número mundial
de firmas por la Paz.
Y estoy contento como un adolescente enamorado,
como un árbol de pie,
como el inagotable manantial
y como el río con su canción de soberbios cristales.

Hoy parece que no he hecho nada
y sin embargo, he dado mi firma para la Paz.
La joven me sonrió y en sus labios
había una paloma viva.
y me dio las gracias con sus ojos de esperanza
y yo seguí mi camino en busca de un libro
para mis hijos.
Pues ahí estaba mi firma, precisa y diáfana,
al pie del Llamamiento de Berlín.

Parece que no he hecho nada
y sin embargo, creo haber multiplicado mi vida
y multiplicado los más sanos deseos.

Hoy he dado mi firma para la Paz.





sábado, 18 de diciembre de 2010

“NO TODOS LOS CHOLOS SON MALOS” (Pero todos somos barrio)



Y aquel verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros
(y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre),
lleno de gracia y de verdad
Juan 1, 14


     ¿Y a poco saliste vivo de ahí? Preguntan aún varias personas al saber que quien esto escribe, egresó del CETis 80, ubicado en uno de los lugares que en materia de (in) seguridad pública resultan ser focos rojos; el Fraccionamiento Insurgentes, conocido popularmente como Las Huertas, dicho lugar fue destinado originalmente al mote que hoy se le adjudica, sin embargo varias familias, por falta de recursos decidieron incursionar en los predios y asentarse ahí de forma permanente. Hasta la fecha, las familias que en dicho lugar habitan suelen ser de niveles medio bajo a muy bajo.

El Barrio es la casa, es la guarida, es el lugar donde los cholos se sienten a gusto, tranquilos. Un lugar para ser defendido, la cuna en la que hemos crecido(RODRIGUEZ; 2001, 101)
     El nacimiento y desarrollo del llamado “Cholismo” o Cultura Chola en nuestro estado se remontan hacia la década de los 70’s, puesto que según Juan Manuel Rodríguez entre 1974 y 1976 ya existían fotografías de “Vatos Tumbados” (aquellos que regresando de los Estados Unidos adoptaron la fusión ya existente en dicho país, el cholismo de Los Ángeles; combinación entre la cultura mexicana y la chicana). El cholo no es pachuco ni chicano, ni pocho; es simple y sencillamente Cholo, a pesar de ser la combinación (perfecta) de los elementos ya enunciados, adoptando del pachuco parte de la vestimenta y de su música, del chicano y del pocho, los elementos nacionalistas y el “Spanglish” característico, así como la adopción de características anglosajonas.

El cholo nació entre el mambo y el rocanrol (sic), entre trabajo y holgazanería, (…) entre el mole y las hamburguesas, entre el peso y el dólar (…) Con su vestuario similar al pachuco, el cholo sigue glorificando al barrio, a la Virgen de Guadalupe, a la Mexicanidad, a Cantinflas, a Pedro Infante, a la Madrecita, así, con mayúsculas. Con un rosario tatuado en la mano, el cholo evidencia una religiosidad totalmente católica y cristiana. Sus símbolos revolucionarios siguen siendo Zapata y Villa, mientras que en su vestimenta trata, quizá sin quererlo y sin saberlo, de dignificar el trabajo; usar la ropa de trabajo como ropa de gala(RODRIGUEZ; 2001, 83)
     Las particularidades del cholismo son tan amplias que unas cuantas líneas (de texto) no podrían explicar si quiera una parte de ellas; ahondaremos solamente en las especificaciones más básicas que en nuestro estado se presentan. Uno de los primeros Barrios que en la Ciudad de Aguascalientes se conocieron fue el de la UVG 13, el cual se ubicaba cerca de la Unidad Habitacional Guadalupe Posada; muy cerca de ahí se concentra el Cholula 18, en el Jardín de Cholula; dicho barrio ha pasado ya por varias generaciones de integrantes y que (lamentablemente) está a punto de desaparecer, puesto que muchos de ellos ahora con personas de más de 40 años y se dedican al trabajo y a sus familias; ahora solo quedan en el barrio, los más jóvenes, los morrillos.

Muchos han sido los barrios que en nuestro estado y sobre todo en la capital del mismo se han instalado, muchos de ellos aún siguen vivos, sin tantos tumbados como hace algún tiempo pero en pie. Infaltables en la lista son la Gremial 35, la PBL, la San Pablo, la San Fe 17 en San Felipe, las Viñas 13, los Pañales de la Landeros, la Meramesa del Ojocaliente, la Copa 13 del IV Centenario, el famoso Planeta 16 en el poniente de la ciudad, la Raza de los Imperiales 45 en La España, la 11 y la 13 de La Barranca, entre tantos otros barrios que podríamos contabilizar, sin embargo tal vez los más conocidos sean los ubicados en el Fraccionamiento Insurgentes (Las Huertas) arbotante del cholismo, en el cual se encuentran la San Fran, la Chicalies, la Seis, la B4E, la Mafia, los Guadalupanos de Pilar Blanco y Los Crueles, primer barrio de las Huertas.

He sentido los puños de otro hombre golpear mi rostro; he formado parte de la banda, del barrio; he participado en peleas callejeras, en bola o uno pa’ uno; he tenido amigos, muchos amigos; me gustan los oldies y las cumbias chúntaras. Soy cholo y he crecido en el barrio (…) El cholo deja su arte en el barrio, el cholo deja su música, deja su estilo de baile, deja su forma de tener amigos, su forma de vivir y Aguascalientes lo tendrá que aceptar, porque también somos hijos de esta tierra chichimeca(RODRIGUEZ; 2005, 361)
     Símbolo del cholismo es por antonomasia la Virgen de Guadalupe, La Lupita para El Barrio, La Jefecita, aquella madre que bendice las riñas y permite que el barrio permanezca unido; es casi una ley que todo mural cholo debe contar con una imagen de La Lupita, la protectora de la banda, del barrio. Es el cholo un claro ejemplo de la religiosidad popular mexicana. El cholo celebra y venera a la Virgen de Guadalupe cada 12 de diciembre y sólo unos días después de colocar su altar frente al mural pintado por el barrio, se monta el nacimiento en el mismo lugar, con figuras quizá mal hechas de barro e igualmente pintadas, con piñatas coloridas forradas de papel china y amarradas con mecate desde los postes de alumbrado público, al centro el pequeño portal de madera y palma y en su interior el más grande cholo, El Jefe, el nacido entre la pobreza y la marginación, como ellos.

     Para el cholo, ese Jesús nacido en el portal es otro morro, es vato, es barrio, es banda; cholo, como bien lo han definido ello; y no por utilizar éste término en tono despectivo, todo lo contrario. Para la Real Academia Española de la Lengua, Cholo es símbolo de Mestizo, de la combinación de sangres europea e indígena, no habría una denominación mejor para ese niño que es adoptado por todo el pueblo mexicano que Cholo, resultado de la influencia católica hispana que llegó a nuestras tierras y la vida y usanza de los pobladores americanos.

     Hace unos días, David, un niño de 6 años acompañado de su madre caminaban afuera del plantel de secundaria en que, quien esto escribe es profesor, saludó David y gritó, ¡Profe, ya me sé la del cholito! Y comenzó a cantarla en plena avenida. David conoce un villancico peruano llamado “Cholito Jesús” en el cual se recrea el nacimiento de Jesús en dicho país; los regalos ofrecidos ya no son incienso, mirra y mucho menos oro, son obsequios que en la realidad están al alcance de los pobladores del lugar; ponchos, quenas, charangos, chicha, entre otros. Un Jesús nacido al igual que en el relato bíblico, entre pobres y humildes, entre sencillez y humildad.

Al niño Dios le llevamos un ponchito de color, un chuyito muy serrano, zapatitos de algodón. Y todos te gritarán ¡Uy Cholito! De dónde viniste tú ¡Uy Cholito! Y todos te creerán ¡Uy Cholito! Que naciste en el Perú” Cholito Jesús – Sonia Vásquez de Appel
     Quizá pocas personas hayan llegado a escuchar villancicos como este, lamentablemente y no, estamos acostumbrados a los clásicos “Noche de paz” o “Campana sobre Campana” o el “Adeste Fideles” que nadie sabemos qué significa, pero se oye bien. Hace unos días la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes presentó uno de sus conciertos de la temporada navideña en el templo de las Tres Ave Marías; el programa seleccionado constaba de la obra “The Many Mood of Christmas” un repertorio navideño cantado en inglés por el coro de la propia orquesta, así mismo se incluyeron un par de obras de Chucho Ferrer, entre las cuales sorprendió a quien esto escribe la “Navidad Latinoamericana” un conjunto de villancicos de diversas latitudes del continente a que hace mención; sin embargo y a pesar de que los arreglos musicales fueron buenos, no es lo mismo escuchar a una orquesta interpretar dichos cánticos que disfrutarlos con músicos sencillos que interpretan además de cantar.

El canto y la música popular reflejan el desarrollo histórico de un pueblo, registrando los acontecimientos, héroes y personajes que van dando forma y contenido a la memoria colectiva. La historia de esta expresión cultural, está íntimamente unida a la historia del desarrollo económico, político y social de nuestro país(VELASCO; 2004, 29)
     Por qué no escuchar a los abuelos cantar esos villancicos tradicionales en lugares de “relevancia” cultural, si para la bendición del nuevo órgano catedralicio se escogió el “Pastoral con variaciones” de Miguel Bernal Jiménez (basada en el Adeste Fideles) y no obras más clásicas. Por qué las orquestas y coros seguimos partituras que no representan lo que para el pueblo mexicano es la navidad; no se está en contra de los conciertos sinfónicos, pero habiendo tal variedad de música “culta” escrita con temas populares, por qué seguir presentando programas de dicha índole. Invitemos a nuestra orquesta a ofrecer un concierto en los barrios, en las calles, donde todos podamos escucharlos y, aunque no presenten temas populares, que por lo menos su música llegue al barrio a todos aquellos que como el Cholo Jesús, nacieron en lo más humilde, pobre y sencillo, en lo más bajo; en el Barrio.

¡Cámara!



FUENTES

BIBLIA DE JERUSALÉN. Ed. Española Desclée de Brouwer. España. 1976.

PORTAL DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. www.rae.es

REYES Sahagún, Carlos. El órgano Ruffatti de la Catedral de Aguascalientes. Instituto Cultural de Aguascalientes. Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMYC). México 2009.

RODRÍGUEZ, Juan Manuel. Origen y desarrollo del cholismo en Aguascalientes. En GUERRERO, Antonio A. La irreverencia del gallo copetón: Culturas juveniles en Aguascalientes. CIEMA. Instituto Cultural de Aguascalientes. México, 2001.

_______________________. Una vida desde abajo. En CAMACHO Sandoval, Salvador. La vuelta a la ciudad de Aguascalientes en 80 textos. Consejo de la crónica del estado de Aguascalientes, Instituto Cultural de Aguascalientes, Universidad Autónoma de Aguascalientes. México, 2005.

SANTA BIBLIA (Reina – Valera). Ed. Sociedades Bíblicas Unidas. Corea, 1998.

VELASCO García. Jorge H. El canto de la tribu – Un ensayo sobre la historia del movimiento alternativo de música popular en México. CONACULTA. México, 2004.